Coordinan:
Liliana Salerno (UNVM) y Ana Grondona (UBA)
Las últimas décadas muestran que en América Latina, aún en el
contexto de la consolidación de la democracia, sus economías se han primarizado retornando
prácticamente a situaciones similares a las que se presentaban a principios del
siglo veinte con la consecuente vulnerabilidad externa y dificultades para el
crecimiento sostenido y sustentable. Para aquella época y en el marco de la
CEPAL el concepto de desarrollo se
instaló desde una perspectiva que intentaba romper con la dependencia. Pero la
economía no es un sistema autónomo, es parte del sistema social, de la política
y la cultura; esta en un contexto social que contiene valores, relaciones de
poder y redes sociales. Las decisiones individuales son moldeadas por los
valores, las emociones, los vínculos sociales, y los juicios morales y no solo
por interés propio estrecho. Es decir,
la economía reconoce abiertamente su relevancia política y trata de ser
auto-consciente de sus implicaciones normativas en lugar de mantener el manto
de una ciencia exclusivamente positiva.